jueves, 7 de febrero de 2008

La Poesía

La Poesía






Pesadilla malvada y maldita
que, bajo la apariencia de un dulce sueño,
interrumpes el descanso de mi alma.

Sutil y sagaz ilusión de agua
que, con tus encantos, me haces engañado
y no vivo en el mundo de los hombres.

Elixir mágico y oscuro,
buscado por los antiguos sabios,
que transformas mis carnes en mármol.

Diabólico ser que, con cruel maña,
tomas la sutil figura de la Musa
y enamoras mi corazón con tu suspiro.

Poesía,
tú que me condenas a escribir los sueños
con palabras extrañas y gastadas…
¡Vete ya! ¡aléjate de mí!
Olvida que mi pluma es un pincel
¡Sal de mi camino, de mis horas, de mi sueño!
¡retírate!
No escucharé tus tormentosos ecos.

Mas no se que será de mí,
si tú, ¡Oh, Poesía!, te vas lejos.
Es parte de tu etéreo hechizo
que yo sea feliz con mi tristeza
que yo sienta nostalgia con mi alegría.
La tristeza se hace de suspiros
y la poesía nace de inspiraciones.

Porque tú, Poesía,
sombra de mi alma,
vienes en mis soledades
y me conduces hacia el Paraíso añorado.
Y aunque ande en el valle
de la sombra profunda,
no temo mal alguno
porque, tú, ¡Oh, Poesía!, estás conmigo.
Elio G.

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